HORARIO IMANTADO
¿Por qué escoger un horario imantado?
Porque es visual, práctico y autónomo. Los niños entienden mejor lo que viene después cuando lo ven representado con imágenes. Un horario imantado les permite anticiparse, organizarse y participar activamente en sus rutinas, lo que reduce los enfados y mejora la cooperación.
Esto es lo que dicen las familias sobre el horario imantado:
David R. (papá primerizo)
Nunca pensé que un horario con imanes pudiera ayudar tanto. Mi hija tiene 3 años y ya sabe qué viene después. Me ha quitado muchos ‘¿y ahora qué hago?’ del día.
Sara G. (mamá de 3 niños)
Me encantó que viniera con imanes en blanco porque cada niño tiene su ritmo. Les hace sentirse responsables y yo ya no tengo que repetirlo todo diez veces.
Inés F. (mamá de un niño con TDAH)
Es muy visual y eso le ayuda mucho a organizarse. Lo pusimos en la cocina y él mismo revisa qué toca. Lo recomiendo si buscáis más calma en casa.
Laura M. (mamá de dos niños, 4 y 7 años)
Desde que usamos el horario en la nevera, las mañanas ya no son tan complicadas. Mi hijo de 4 años va marcando solo lo que ha hecho y hasta se siente orgulloso. Ojalá lo hubiera tenido antes.
¿Tienes dudas?
¿Por qué es útil el horario imantado? ¿Qué lo hace diferente y por qué puede ser mejor que otros?
Porque está pensado desde lo que realmente necesitan los niños hoy en día: menos sobreestimulación y más claridad.
Vivimos rodeados de estímulos, opciones, ruido… y muchos horarios infantiles acaban siendo tan complejos o sobrecargados que agobian en lugar de ayudar.
Este horario es sencillo, claro y visualmente limpio. Tiene la cantidad justa de actividades para dar estructura sin saturar, y eso reduce la ansiedad tanto en peques como en adultos.
Además es práctico y funcional: se pega en cualquier superficie imantada, se puede mover con facilidad, y los niños pueden usarlo por sí mismos desde muy pequeños.
Esa autonomía diaria, ese “yo puedo solo”, fortalece su autoestima y reduce muchas batallas cotidianas.
Y si en vuestra familia hay rutinas diferentes o actividades especiales, no pasa nada: viene con pictogramas en blanco para personalizarlo y adaptarlo a lo que realmente hacéis.
En resumen: menos caos, más orden, menos peleas… y más conexión. Es una herramienta sencilla, pero muy potente.
¿A qué edad se puede empezar a usar el horario imantado?
Puedes empezar a usarlo desde los 2 años y medio o 3 años, cuando los peques ya entienden rutinas básicas y disfrutan de anticipar lo que viene después.
No hace falta que “lo sigan al pie de la letra”, simplemente ver las imágenes y hablar juntos de lo que haréis les da seguridad, lenguaje y sentido del tiempo.
Con el tiempo, ellos mismos te pedirán mover los imanes. ¡Y eso es una maravilla!
¿Y si mi hijo no quiere seguir el horario o se frustra si no lo cumple?
Totalmente normal. El horario no es para controlar, es una guía visual flexible. Si un día no apetece seguirlo o se frustra porque algo cambia, está bien.
Lo importante es usarlo como herramienta para hablar de lo que pasa, anticipar, validar emociones y encontrar juntos soluciones.
Frases como: “Hoy hemos cambiado el orden, y eso también puede pasar” ayudan mucho a normalizar los imprevistos.
¿Se puede personalizar el horario según nuestras rutinas?
¡Sí! El horario incluye imanes en blanco para que podáis dibujar o escribir vuestras propias actividades.
Además, hemos incluido 27 imanes ilustrados con actividades muy comunes, pero cada familia es única, así que puedes adaptar el horario a lo que más os funcione: siesta, paseo, videollamada con los abuelos, etc.FAQ 1 description
¿Dónde es mejor colocarlo y cómo lo usamos en el día a día?
Colócalo a la altura del niño, en un lugar visible: la puerta del frigorífico, una pizarra metálica, la entrada o su habitación.
Al empezar el día, podéis mirar juntos qué viene hoy.
Y si tu peque ya tiene más de 3 años, invítale a mover él los imanes o a decidir el orden de algunas actividades (como elegir si va primero a vestirse o a desayunar). Eso le da autonomía y motivación.
¿Qué pasa si un día cambia todo y no seguimos el horario?
¡Nada grave! Los horarios también enseñan que la vida tiene estructura pero no rigidez.
Puedes decir cosas como:
“Hoy tenemos una visita sorpresa, así que haremos una parte del horario y el resto lo dejamos para mañana.”
Esto les ayuda a entender que los planes pueden cambiar sin que sea un caos. Adaptabilidad y flexibilidad también se aprenden.